jueves, 28 de octubre de 2010

SOBRE LA INSERCIÓN LABORAL DEL JOVEN PROFESIONAL (marco teórico Psicoanalítico)

Para comenzar a pensar las problemáticas que conlleva la inserción laboral del joven profesional de la salud en la República Argentina, y mas específicamente en la ciudad de Rosario, Santa Fe; creo que debería indagar las causas que atraen a un adolescente a elegir una carrera relacionada a la salud, ¿qué le sucede a nivel subjetivo o qué sucede a nivel social para que elija transitar ese arduo camino?...
Probablemente nos encontremos con diversas hipótesis y mitos en relación al ideal que implica ser un profesional de la salud; ya sea médico, psicólogo, fonoaudiólogo, nutricionista, etc. Pero si hay algo que no tengo dudas es que tiene que ver aquí el poner en juego “el deseo”, es decir, algo allí hace hueco, agujero o falta, que logra encaminar por allí a un joven en la búsqueda de su “objeto de deseo”.
Una vez que se atravesaron todos los años, materias, exámenes, prácticas y se logra obtener el “título de profesional” , el joven se encuentra con un “volver a empezar” ya que el deseo es siempre “deseo de otra cosa” y no se satisface, sino que se renueva. He aquí que surgen movilizaciones importantes a nivel subjetivo en donde hay un bombardeo de preguntas:
-         ¿estoy verdaderamente listo para ejercer mi profesión?
-         ¿Sé lo suficiente?
-         ¿Qué sucede si me equivoco?
Mas allá qué el ministerio de educación, la Universidad, el colegio Profesional y la matrícula indiquen que se está listo para ejercer ¿Qué más hace falta?... Aquí entraría en juego la “propia Habilitación”; habría que habilitarse subjetivamente y responsabilizarse por su decisión siguiendo la vía del deseo antes y continuamente transitada; y si de algo podrá valerse es justamente de su “síntoma”, lo mas propio que se tiene. En esta vía, no sin obstáculos, debería generar una “Producción”, en donde tal vez manifieste sus habilidades e intereses, y es con esta producción que entablará un lazo con la sociedad e intentará insertarse allí.
A nivel social puede pensarse que la “Salud”, al igual que todo, se la ha colocado como un objeto de consumo mas, ya que el discurso dominante es el “Capitalista”, donde se promete satisfacer, falazmente, el deseo por medio de objetos de consumo, es decir colmar el deseo obturando la falta, cuestión que desde el psicoanálisis se lo ve con efectos subjetivos catastróficos ya que si se colmara el deseo, este desaparece, y el deseo es lo que nos mueve en la vida.

Sin embargo… “La crisis sube la venta de ansiolíticos y el uso de las terapias alternativas…”, dice el titular de un diario Rosarino y esto no generó sorpresa en nadie ya que la pastilla de la felicidad y el psicólogo en forma de máquina electrónica que otorga un ticket con la solución de tu problema está al alcance de la mano.
Esta época se caracteriza por reinar el discurso capitalista en donde el saber dejó de poseerlo el esclavo, como sucedía en la modernidad donde el discurso amo reinaba, sino que el amo frustró al esclavo de su saber volviendo inútil al proletariado y así se produce una nueva subversión, es un saber amo, y en consecuencia queda la esencia del amo, es decir “que no sabe lo que quiere”, esto es ciertamente el saber amo, que muestra el núcleo de la tiranía del saber y en consecuencia el signo de verdad debe ser producido en otra parte, es decir, producido a lo que sustituye al esclavo antiguo, productos consumibles como objetos o material humano.
Entonces me pregunto: los pacientes ¿han perdido la paciencia?... Según el diccionario, la palabra paciente “es el que sufre con paciencia;  persona que sufre corporalmente, el enfermo”. Y la Paciencia es la virtud que permite soportar los infortunios y trabajos con resignación y serenidad; virtud opuesta a la ira. Espera y sosiego para las cosas que se desean mucho”.
Sin embargo desde el psicoanálisis el sujeto que entra en análisis no se lo llama paciente o analizado ya que implicaría una posición pasiva, sino que se le llama analizante y esto indica de manera nítida que el “sujeto no se dirige al analista para hacerse analizar” , es él quien tiene a su cargo la tarea de hablar, de asociar, de seguir la regla fundamental. Y el analista es responsable de conducir la cura.
Según Freud, en el “Malestar de la cultura” indica que … “ nuestra llamada cultura llevaría gran parte de la culpa por todas las miserias que sufrimos, y podríamos ser mas felices si la abandonásemos para retornar a condiciones de vida mas primitivos”… (cap. III, pg 3031. “Malestar en la cultura”. Traducción: Ballesteros). Así la neurosis surge cuando el sujeto no puede tolerar el nivel de frustración que la sociedad impone en base a los ideales culturales. La vida, de la manera que nos es impuesta, es pesada y con grandes sufrimientos que amenazan desde la caducidad de nuestro cuerpo, desde el mundo exterior y desde las relaciones con los otros seres humanos. Por esto no es sorpresa que ante el malestar echemos mano a “quitapenas” o “muletas” que apacigüen o adormezcan el dolor.  Así es que emergen métodos para poder vivir, como búsqueda hedonista de satisfacción ilimitada, evitar todo lo que acarree sufrimiento, buscar aislarse voluntariamente y la intoxicación con drogas.

                          Lic. Gazagne Maricel
                       Centro "entre paréntesis"
                         Directora

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